Proyectos culturales: Emilce Paz

Le planteamos a Emilce Paz, editora y profesora de «Sector editorial» en la UMET, una situación hipotética: aparece un mecenas ideal, afín desde todo punto de vista (político, ideológico, económico, etcétera), y te ofrece financiar un proyecto cultural que tengas en mente. ¿Qué proyecto sería? ¿Qué características tendría? ¿Cómo lo realizarías? Esto nos contestó:

 

Hace tiempo que en muchos países se estudia de forma permanente cómo circulan las ideas dentro de la industria editorial. En otras palabras, las ideas que viajan, a través de las traducciones, de un país a otro. O de forma más técnica, cuántos derechos subsidiarios de traducción compra un país para traducir y cuántos derechos logra vender para que sus autores sean traducidos y publicados en otras lenguas y países.

En este sentido, Argentina siempre fue un país más comprador que vendedor, y hace unos años que se le ha empezado a dar mayor visibilidad a cómo circulan libros y autores locales a través de estudios e investigaciones. Desde la creación del Programa Sur, en el año 2009, logramos avanzar varios casilleros en cuanto a la venta de derechos y a la participación del Estado para empezar a tener un rol activo al momento de difundir nuestras ideas y autores con el fin de lograr que sean más traducidos a otras lenguas. Sin embargo, todavía hay mucho por hacer.

Entonces, por lo que acabo de decir, si un mecenas llamara a mi puerta con la noticia de que me brindaría recursos económicos para financiar un proyecto en esta dirección, sin lugar a dudas una primera línea de ese proyecto estaría destinada a aumentar el presupuesto del programa antes mencionado, pero no terminaría ahí la cuestión.

Los nuevos editores que surgen al frente de variados proyectos editoriales, que han enriquecido tanto la diversidad de publicaciones del país, puede ser que no posean la experiencia o las herramientas para gestionar derechos: ya sea la compra o la venta de derechos de sus propios catálogos. Editoriales universitarias, que empezaron a comprar derechos para traducir, pueden ser, también, un ejemplo. En este sentido, una segunda línea del proyecto sería contar con un área para formar y asesorar a los editores que lo necesiten en la gestión de derechos: elementos básicos para una negociación, definiciones básicas del derecho de autor, cómo analizar un contrato antes de firmar, etc.

Una tercera línea del proyecto iría destinada a achicar las distancias entre los editores argentinos y las ferias internacionales donde se cocina la compra y venta de derechos internacionales. Si bien la tecnología nos puede dar muchas herramientas para recibir información y sostener una negociación a la distancia, nada como conocer al interlocutor en persona: escucharlos, contarles qué publicamos y cómo es nuestro proyecto editorial, qué dificultades encontramos a la hora de traducir. Pero lo más importante de ese intercambio será el hecho de construir un vínculo, ese vínculo que nos hace únicos y genera que nos recuerden –y tengan en cuenta– a lo largo del tiempo. Por lo que esta línea ofrecería ayuda económica para que los editores puedan viajar a las principales ferias internacionales.

La última columna del proyecto estaría destinada a aunar en una plataforma con diferentes secciones, las diversas políticas o ayudas existentes en cuanto a gestión de derechos, para que los editores no tengan que estar enterándose por distintas vías, sino que puedan chequear en un solo sitio para saber lo que está disponible y vigente. Hay algunos programas, tanto estatales como privados, que tienen como objetivo principal generar una red de contactos entre editores argentinos y extranjeros.

Parece un proyecto ambicioso, y seguramente lo sea, pero este es un ejercicio para dejar volar la imaginación, y por lo menos aquí, en este espacio, sueño que nuestros autores y sus pensamientos puedan viajar con menos barreras.